Declaración de AULP en Día Internacional de la Mujer

Montevideo, 8 de marzo de 2017

                                     En pie de igualdad: la sostenida reivindicación

 

La AULP (Asociación Uruguaya de Libre-Pensadores) adhiere a la conmemoración del Día internacional de la Mujer,  reconociendo la lucha histórica de continua  y sostenida reivindicación de sus derechos, y declarando que no es posible el pleno ejercicio de los Derechos Humanos  en democracia, sin un trato equitativo entre los géneros.

La perspectiva de género ha permitido visualizar los roles históricos de hombres y mujeres, trascendiendo la naturalización con que la sociedad y la cultura predominante reproduce el “deber ser”, con el condicionamiento del desarrollo individual y colectivo, a través de construcciones culturales que justifican y reproducen desigualdades. En ese contexto garantizar la equidad de género requiere  medidas de acción positiva,  así como la disposición a rever conceptos y prácticas  individuales e institucionales, acompañadas por políticas educativas integradoras.

Durante la Revolución Francesa,  a través de una movilización  colectiva y pacífica,  bajo el lema “libertad, igualdad y fraternidad”,  un grupo de mujeres  realizaron  su primera reivindicación de derechos,  encabezadas por la escritora y filósofa política Olympe de Gouges o  Marie Gouze, formalizando en 1791 la “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” –complementando la conocida Declaración de 1789- que dice en su artículo 1°: “La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común”.

En el mundo industrial de mediados del siglo XIX los niveles de explotación hacia los trabajadores en general y las mujeres en particular tenía niveles insoportables, llegando incluso a jornadas de 16 horas laborales y con un salario tres veces menor al de los hombres. El El 8 de marzo de 1857 se produce una movilización de mujeres en New York, la cual es ferozmente reprimida, finalizando con un incendio y la muerte de 129 de ellas. Este hecho luctuoso es el que se recuerda en el día de hoy.

En 1910 se proclama el Día Internacional de la Mujer trabajadora, en homenaje  a la lucha por los derechos de las mujeres, reivindicando el derecho al voto y a ocupar cargos públicos, así como el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral. Es en 1975 que se decreta el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

Si bien se han logrado avances gracias a las reivindicaciones de diversos movimientos y organizaciones sociales, resta mucho por lograr todavía. De la mano de concepciones dogmáticas de diversa índole, aún  se  cuestiona el  derecho de la mujer a  decidir sobre su propio cuerpo, su derecho a manifestar y realizar sus deseos tomando acción para realizarlos, así como su capacidad para salir de la invisibilidad y falta de reconocimiento histórica.

En nuestro país vemos como se busca minimizar la violencia contra la mujer, queriendo muchas veces reducirla a un problema de seguridad pública. Estamos asistiendo, además, a intentos de hacer retroceder de facto los logros obtenidos con la lucha, el esfuerzo y el sufrimiento de tantas mujeres, en cuestiones como la interrupción voluntaria del embarazo, violentando el orden jurídico legítimamente consagrado y consentido por la ciudadanía a través del mecanismo del referéndum, por ejemplo en el insólito y reciente fallo judicial de la ciudad de Mercedes, en el que la jueza antepuso sus convicciones religiosas al texto de la ley.

Pensar la violencia ejercida sobre las mujeres a través de formas extremas como el femicidio, constituye un problema que atañe a los Derechos Humanos y que debe movernos a la acción y la reflexión. La violencia contra la mujer, lejos de ser un tema privado o doméstico, debe ser  considerada como una cuestión social y política.

Por ello, los hombres y mujeres nucleados en la A.U.L.P., entendemos necesario empoderar a las mujeres en términos generales, tanto en los órdenes político y social, así como sobre su propio cuerpo,  respetando su derecho a decidir y su libertad de elegir, y bregando por nuevos avances en materia cultural y jurídica, sin dejar de defender los avances legítimamente obtenidos.